Kun Lun | |
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Mundos Perdidos | |
Castas psíquicas, humanos comunes | |
El Pentáculo | |
Omentius | |
Sociedad atea | |
Ninguna | |
Ouidad Canal | |
4 | |
4 | |
Kun Lun (Yi Tai, Ma Shen; 1.3 UA); Feng Sha Mao (23.62 UA); Psychus (41.53 UA); Ghost (68,2 UA); Portal de Salto (76.7 UA) | |
2 | |
Leminkainen (Amanecer) | |
950.000 (de los cuales 60.000 son psíquicos) | |
17.000 (Más que nada Obun, aunque hay algunos ukari) | |
Tecnología de Máquinas Pensantes, archivos de información de investigación psíquica; algunos minerales sin aprovechar | |
Ninguna | |
El planeta está cubierto de mesetas altas y áridas, montañas cubiertas de nieve envueltas en nubes. Los océanos cubren menos cantidad de territorio, pero son muy profundos e inexplorados. | |
Kun lun |
Kun Lun es un Mundo Perdido especial: se trata de un planeta de psíquicos, que recela de los Mundos Conocidos debido al miedo que generan sus habilidades gracias a la doctrina de la Iglesia Universal.
Historia[]
Antiguamente, durante la Segunda República, fue fuertemente terraformado, con efectos impredecibles a futuro. Asimismo, contaba con grandes instalaciones del Instituto Phavian, algo que quedó fuertemente marcado en su sociedad. Luego de la Caída, los habitantes de este planeta cerraron todo contacto con lo que veían como una amenaza para su supervivencia.
El conflicto igualmente no tardó en llegar, en la medida en que unos cuantos psíquicos usaron sus poderes para ganar influencia, convirtiéndose en exitosos dictadores, hasta morir de muerte natural, asesinados, o derrocados por otros psíquicos. El Consejo del Instituto Phavian trató de asegurar el balance, coordinando los esfuerzos desde distintas áreas psíquicas y enseñándole a la población no psíquica a defenderse.
La Plaga Prometea[]
A pesar de todo, la población kunlunera no se había convertido en el paraíso psíquico que se anhelaba, pero un virus de ingeniería, soltado por Anton Carlin, un científico con ansias trascendentales, despertando poderes psíquicos en un quinto de la población. La llamada Plaga Prometea dejó un enorme saldo de muertos (casi dos tercios de la población total, todos ellos humanos comunes y corrientes), y a un tercio lo dejó estéril. La nueva configuración del planeta ya no sería del todo humana, y el Pentáculo lo reflejó.
Los humanos comunes se convirtieron entonces en minoría y en ciudadanos de segunda, aunque aún podían asegurarse un lugar como trabajadores y constructores de tecnología.